Somos un colegio católico comprometido con la formación integral de nuestros estudiantes. Guiados por los principios y valores cristianos, nos esforzamos por brindar una educación de calidad, que promueva el desarrollo académico, personal y espiritual de cada niño y joven que forma parte de nuestra comunidad.
El Beato Juan Martín Moyë percibió la urgencia sociológica de su época de impartir educación a los sectores que no podían acceder a ella por sus limitaciones económicas o carencias sociales por lo que decidió fundar la Congregación de las Hermanas de la Providencia y de la Inmaculada Concepción en 1762.
Tras el terremoto de Ibarra de 1868 la necesidad de una educación cristiana era urgente, especialmente entre las huérfanas, quienes serían las primeras alumnas de la Congregación.
La Providencia llegó al Ecuador en 1872 y reunió a jóvenes piadosas
sin votos religiosos, que se dedicaron a educar a las niñas de las aldeas y a cuidar a las víctimas del terremoto de Ibarra.
La escuela pronto acogió a otras jóvenes deseosas de aprender, siguiendo el legado del Beato Juan Martín Moyë.
Las Hermanas de la Providencia, incentivadas por la acogida del pueblo quiteño, abren las puertas del primer colegio e internado de “La Inmaculada” en el sector de Chimbacalle, en terrenos donados por el padre Juan Bautista Menten, teniendo como fundadora y primera superiora a la Madre Saint Jean, la promotora de la construcción del pequeño edificio, al amparo de Juan Martín Moye. Esta madre, junto con otras colaboradoras de su misma comunidad, hacen de aquel colegio no solo un centro de educación, sino también un templo de formación espiritual.
Año de satisfacción para el Colegio, después de una larga y dura jornada de permanecer educando a niñas y señoritas para la sociedad, la institución otorga al Ecuador las primeras bachilleres del Colegio La Inmaculada.
Por circunstancias especiales, se resuelve trasladar al Colegio hacia el norte de la ciudad, Barrio Gonzáles Suárez, donde había ya un flamante número de familias que pedían un centro de enseñanza religiosa. En esta época sus jornadas de estudio eran en la mañana y en la tarde.
Se compra tres hectáreas de terreno en el sector de la Pata de Guápulo, zona exclusiva de las familias quiteñas y donde ya se había construido el hermoso Hotel Quito.
Se bendice la capilla con una impresionante arquitectura,
En la época de los 70, el Colegio mantenía como especializaciones: Secretariado y Contabilidad, Ciencias filosófico-sociales, Ciencias Biológicas y Químicas, y Físico Matemáticas.
En la década de los 80, según las exigencias de la sociedad, se cambia la especialidad de Secretariado y Contabilidad a únicamente Contabilidad, modificando aquí la malla en la que las estudiantes debían destacarse.
Se confirma la protección del Colegio por parte de la Divina Providencia. Este año, por la ubicación del plantel, cae un avión en el edificio del frente; partes de esta aeronave cayeron en los exteriores del Colegio, en especial, en la capilla. La Institución no tuvo ningún tipo de percance con el alumnado, docentes y hermanas.
El Colegio asumió una nueva línea de enseñanza pedagógica de Procesos y Valores que lleva a las educandas a una formación integral.
Un cambio dentro de la sección primaria: ingresan a formar parte de esta institución ya no únicamente niñas, sino también niños, a los que se les da la posibilidad de estar bajo el amparo de Nuestra Madre Inmaculada y de la Divina Providencia.
A partir de este año se recibe a adolescentes del sexo masculino, con la misma intención con la que se les educa a las señoritas: fomentar el respeto, el temor a Dios y no solo basarse en una excelente educación, sino también, a más de esto, crear mejores seres humanos para la sociedad.
La Institución prepara sus fiestas de Centenario, realizando un pregón con el propósito de anunciar al pueblo quiteño la gloriosa llegada a los 100 años de servicio educativo.
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